EL DIARIO DE UNA MEMORIA
J.P.M.R.
- Hice muchas cosas mal --dijo--, mientras bajaba la mirada y caía rendido al suelo. -Siempre me sentí inferior; mira, soy yo el que intenta compararse con leyendas sabiendo lo desastrosos que son mis días; perdí mi vida aquella fría noche de noviembre. - Recuerdo la última vez que la vi a los ojos, tan hermosa como todos los días, llevaba el cabello adornado con flores e iba con el collar que le obsequié la primera vez que decidimos formar una familia de dos... oh mi querido amigo; me siento destrozado, ¿esperabas una historia de heroísmo, una historia mítica o una historia de lo cuán valeroso puedo ser? creo que te equivocaste al buscarme, pues en esta vida nos arrebatan a los que queremos y eso trasciende historias, trastorna vidas y amarga corazones. Esta guerra del mundo nos afecta a todos, pero... a unos más que a otros. No puedo compararme con leyendas, porque esta es una vida que yo no elegí, yo no elegí pelear; llámame cobarde, pero guerra significa pérdidas, guerra involucra inocentes que no pidieron llegar ahí, la guerra me lo quitó todo; mis padres, mi familia, ¡mi vida! Así que querido amigo, olvídalo, rechazo tu petición de unirme a tus filas, no quiero ser parte de la "solución" llámame cobarde si gustas y si te hace sentir mejor, ya perdí todo, no podría perder nada más y no me interesa tu causa o el motivo, siempre los bandos en una guerra creen tener la razón, --tal vez Arthas, tiene un buen motivo para hacerlo, y tú como Jefe de Guerra, también por formar una alianza y defender a los tuyos-- y no, no estoy para formar parte de esas ambigüedades. - Bueno, no quiero hablar más sobre el tema, ¡no vuelvas a buscarme!
Esa misma noche soñaba con ella, soñaba con los ojos de mi amada mientras se cerraban en el olvido, con la mirada infinita pero perdida, cuando sus ojos me veían, pero yo no la encontraba, recordaba en sueños sus últimas palabras, que decía, "te veo al amanecer, mi amor". Con lágrimas en los ojos despertaba, era un sueño tan recurrente que no me dejaba tranquilo. Mis días fueron cambiando, ocupaba las mañanas para dormir, las tardes para trabajar y las noches... ah, las noches se las dedicaba a ella, salía a caminar por donde con ella juntos solíamos estar, los del lugar me empezaron a llamar "Noctus, el de la noche", lo escuchaba en susurros, porque ninguno se atrevía a hablarme, creo que... me tenían miedo.
En esas noches infinitas, a veces solían escucharse cañones que era de algún enfrentamiento cercano, me hacían recuerdo al día en que ella se fue. Yo ya no sabía que hacer de mi vida, pues no tenía nada, vivía el día tras día sin ningún objetivo o ninguna meta, vivía porque se supone que es lo que debería hacer, sólo pedía alguna señal, algún indicio que se encargara de encaminar nuevamente mis días, buscaba consejo en su recuerdo, en nuestro recuerdo, de ella y yo, de mi familia y yo, en cómo y el por qué yo quedé sólo, porque no me tocó a mí también ese destino.
Sentía que la locura se apoderaba de mí, ya no recordaba ni quién era, vivía en el pasado, en el recuerdo, perdía hasta lo que pensaba que no se podía perder; Muchos pensaban que yo era solamente un espíritu vagando. Me cansé de esa situación y al volver a mi pequeña cabaña sostuve mi daga, me puse mi mejor vestimenta, al sacudirlo del polvo, vi que cayó un pequeño pergamino, en él estaba escrito," Mi amor, hoy celebraremos no solamente que somos una familia de dos, sino que seremos tres, felicidades mi valeroso héroe, seremos padres y cuando leas esto estaremos camino al altar." me senté en el suelo y llorando salí sin rumbo a que suceda lo que tenga que suceder, me encaminé a mi destino. En mi mente se revivía una y otra vez el recuerdo de ella muriendo en mis manos:
Era un día hermoso; en la mañana, ella escribía sus pergaminos mientras yo trabajaba la tierra, era nuestro día especial, nos desesperábamos por salir en la tarde a nuestro lugar secreto, era una bella y paradisiaca cascada escondida por enormes árboles en una cuenca, (en la noche suele verse la luna como una fiel testigo de nuestro amor), nos apresuramos, pues todo ya estaba listo, ella llevaba flores en el cabello, un vestido con encajes de plata y un collar que le regalé la primera vez que decidimos formar una familia de dos, se veía de ensueño, tan hermosa como la primera vez. En la noche mientras nos acorrucábamos en la pequeña playa que se formaba de la cascada, ella me decía, --tengo un mal presentimiento, vámonos--, debí hacerle caso, yo solamente la miraba y le decía el amor lo puede todo, nada nos separará. (que tontas palabras), no tardó en aparecer una persona asechándonos; nuestro lugar secreto era un punto de reunión de inteligencia de unos que alegaban luchar por una "guerra justa", nos ataron las manos y pies, éramos prisioneros, y esa misma noche fría de noviembre decidieron que "no debe haber testigos", planeaban acabar con nosotros, a lo cual intentamos crear una táctica para huir; desde luego, salió muy mal. Todo corría conforme al plan, ya nos habíamos soltado de los nudos y mientras dormían teníamos que escapar, no contábamos que tenían lobos que estaban atentos a nosotros y que despertarían a los guardias, tuvimos que pelear; por su puesto, perdimos. La tomaron a ella y dijeron, - aprenderás a respetar y le clavaron un puñal en el vientre, la euforia que desató en mi hizo que me soltase, agarré la misma daga y se las clavé en el corazón, todos yacían muertos al mismo tiempo que sostenía a mi amada entre mis brazos mientras me decía, -"Te veo al amanecer, mi amor". y ahí es donde perdí mi vida, todo se fue.
Decidí que eso ya no sería así, planeaba hacer o forzar que mi destino se realice de una vez por todas, lo cual intentaría acabar con esta guerra. - Escribo este diario para que sea el único testigo que podrá contar mis palabras a los que jamás se atrevieron oirme.
- Hoy es una fría mañana de noviembre, y se cumplen 3 años de aquella vez, me encuentro a pies de una gran ciudadela, voy caminando hacía lo que llegaría a ser mi destino, mataré al artífice de esta guerra, si no escribo más, mi destino se habrá realizado y estaré feliz con ello. Hasta siempre mi querido lector.
"A quien llamaban Noctus, El de la noche", se lo encontró sin vida, por la Cruzada de Argenta; en una mano sostenía este diario, y en la otra, una daga manchada con sangre y una pequeña carta que decía, "Te veo al amanecer, mi amor", y al reverso decía, "Hoy nos encontraremos después de 3 años, fue la noche más larga, mi vida... Te amo"
"Hoy se encuentra en ese eterno sueño realizando su vida con su amada, logró su cometido. Se reencontró con ella."